sábado, 2 de julio de 2016

EN ESPERA

Siempre
se me ha dado mejor
contar pecas,
que minutos.

martes, 19 de abril de 2011

Balcón Abierto.

Un niño se levantaba muy temprano todas las mañanas para darle de comer a un gorrión que deambulaba por los alrededores de su casa.

El niño rebuscaba por la cocina de la madre para darle al gorrión lo mejor que tenía en su casa. El gorrión tras comer, siempre revoleteaba por la casa , picoteaba el sillón y expulsaba sus heces por donde bien le viniera en gana. Eso...día tras día.

El niño empezó a bajar la calidad de la comida que le llevaba al gorrión,pero aún así el pájaro acudía todas las mañanas y repetía su comportamiento, revoleteba por la casa picaba el sillón y expulsaba sus heces por donde le viniera en gana.

Una mañana el niño le llevó pan duro mojado en leche fresca. Esa fue la última mañana que el gorrión apareció por la casa del niño.

" Ya no es lo mismo" se repetía el gorrión.



lunes, 18 de abril de 2011

La Habitación del Vacio.

La habitación del vacio se nos hacía cada vez más pequeña.
Los cuerpos de los compañeros de fatiga se refugiaban en los rincones, principalmente en los de su mente.
Las ropas parecian más sucias que las últimas palabras oidas.
Mientras, alrededor nuestra, fluía un olor ambiental corrompido, algo menos que los corazones de los que nos habian mandado hasta allá.
Y ahí, en medio de todo este vacio, se encontraba la figura de un niño, el del pijama a rayas. Ejemplo de que para madurar tan sólo es necesario unas décimas de segundo.
Lo que tarda un cerrojo en correrse.

viernes, 21 de enero de 2011

ESPIRITU LATENTE




En un lugar, que ya no existe. En un tiempo, que ya se olvidó. Había un frondoso valle, habitado por dos seres inmortales. De esos que mueren, como todo inmortal que se precie, pero que mientras coexistan, saben que perdurarán por toda la eternidad.
Una de ellas, es descendiente de los primeros Olmecas que poblaron la Madre Tierra. Se cuenta que fue la última sobreviviente de este pueblo milenario. Y cuando se cuenta, por algo será. Porque las palabras nunca mienten. Eso es, cosa solo de hombres.
De la otra, se desconoce su origen, y por algo, también será.
A pesar de cohabitar ambas en el mismo lugar, nunca se llegaron a encontrar.
Espíritu Azul, que así se llamaba una de ellas, era reposada, como su bebida favorita. Nunca miraba el suelo, y mucho menos al frente, siempre estaba mirando hacia arriba. Se daba baños de luna, y escuchaba a las estrellas. A estas, le pedía que le cantara historias, y le contara canciones. Porque antes, hace muchos siglos, esto era así. Las historias se cantaban, debido a que todo lo acontecido anterior a esa época, era digno de ello. Y las canciones, se contaban, porque eran tan bellas, que no hacía falta adornarlas con música, para apreciarlas en su plenitud.
Tormento Latente, en cambio, era muy inquieta, siempre andaba con un gusanillo por dentro, que le obligaba a salir a explorar, ver cosas, y hacer todo lo que se le pasara por la cabeza. Nunca miraba hacia arriba, y mucho menos al frente, siempre estaba mirando hacia abajo. Se bañaba en las cascadas, y escuchaba a los árboles. A estos, le pedía que le contara sobre su nacimiento, ya que su muerte la conocía perfectamente. Porque antes, hace muchos siglos, esto era así. Sabías cuando morirías para no tener que preocuparte jamás por ello, para dedicarte exclusivamente a vivir y disfrutar de la vida. Y te ocultaban tu nacimiento, para que tuvieras que indagar en él. Para que investigaras de dónde vienes y por qué.
Ambas, aún perduran en la memoria, a pesar de que desaparecieron hace ya muchos siglos. Cuando se dejó de cantar historias y contar canciones, de vivir la vida, de temer a la muerte, y de preocuparse por sus raíces.
Y cuentan, los actuales habitantes de ese frondoso valle, que cada vez que toman un trago, de una bebida hecha por ellos. Una que contiene la esencia de ambas mujeres: El gusanillo inquietante de una, y el reposado de otra. Adquieren, la capacidad de hablar con los arboles, mientras se bañan en las cascadas. Y con las estrellas en cambio, si lo que toman, son baños lunares.

miércoles, 18 de agosto de 2010

LAS CIUDADES INVISIBLES

Sí. Hoy es uno de esos días. Uno de esos que cuesta tanto salir de casa, porque el tiempo no acompaña. Pero como la desgana de seguir viendo paredes en desuso le gana la partida a las condiciones climatológicas, decides abrir el portón de tu ya abandonada vivienda, e internarte por la ciudad.
Para llegar a tu destino no te queda más remedio que ir cruzando avenidas, calles, rotondas, glorietas, y alamedas. Alcanzarlas y abandonarlas sin mediar palabra. Sin un adiós, un lo siento, un volveré, o un perdón que tengo prisa. Ahí las dejas, sin más explicaciones, sin más remordimiento. Y es que el gen egoísta que todos llevamos dentro, ese gen que me persigue a la misma velocidad de la que huyo de él. Ese hace que ya no me importe que las calles tengan vida propia, y aún menos, sentimientos.
Para compensar este desaire, de vez en cuando te topas con un callejón sin salida. "¿Existe algo más inútil en el mundo que estos?¿Quién habrá sido el inútil que se levantó una mañana y le dio por inventarlos?" Sin duda estos son los pensamientos que recorre la mente de algún perenne transeúnte, que no sabe lo esencial de su existencia. Estos, son los alter egos de los que sí tienen salidas. De los que te llevan a donde quieres.
Así que, de esta forma, y con estos pensamientos continuó mi andar.
Sin mediar ni media señal me sorprendió una tremenda ventolera. Así que las palabras empezaron a pasar junto a mí. Según iban pasando las miraba, al principio de reojo, como si no las conociera, como si nunca me las hubieran presentado. No tenían la menor importancia para mí. Alguna se me posaba en el hombro como para recordarme inútilmente su existencia. Pero para su desgracia ese chirribiri era totalmente inocuo.
Sin embargo un andar más tarde me encontré con otras. Esas no me las esperaba. Y por eso, mi poncho fue inútil en esta ocasión. Lo más curioso de todo esto es que cuando fueron dichas, sabía que estaban huecas de toda sustancia, que la persona que las pronunció no sabía lo que decía y lo que conllevaba, pero según fue pasando el tiempo, fueron alimentándose por mí, por mi inocencia mantenida.
Y es ahí donde los callejones sin salida salen a mi rescate.
Cuando afortunadamente mis ojos descubren de qué están hechos los adoquines por los que camino, de esas otras palabras, de esas menos livianas, de esas que por mucho que quiera y sople, nunca se las lleva el viento.

lunes, 9 de agosto de 2010

OTOÑO

Hubo una vez en la que las hojas que caían de los árboles despertaban sentidos dispares.
Ilusión y reproche a partes iguales,de frentes distintos.
Ilusión nacidas de personas especiales.
Reproches en cambio de gentes vanales,resentidas de la felicidad ajena,por la incapacidad de hacerla propia...

Está claro que siempre hubo tiempos peores,que hace de los restantes tiempos mejores.

miércoles, 30 de junio de 2010

CAMBIOS.

Ya no me salen las cuentas.
Por mucho que lo intento,
siempre me sale el mismo resultado.
Realmente, siempre ha sido así,
pero me las arreglaba para falsearlas,
para que diera el resultado querido,
y no el real.
Sigue sin salirme las cuentas,
pero ya no importa tanto.
Ya me pasé a letras.