lunes, 5 de abril de 2010

RECUERDOS DE UN OLVIDO.

Ya era tarde, muy tarde. Hacía horas que estábamos todos acostados, que no dormidos. Algunos solos, y los más afortunados, no tan solos. Por una vez era uno de estos.
Ella me daba la espalda.
Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo sensual que la tenía. Piel bronceada, adornada de lunares colocados de forma caprichosa, y su pelo cayendo hasta descansar en la almohada.
No podía ver su cara, pero tampoco hacía falta. Hacía cerca de quince años que nos conocíamos. Casi la mitad de nuestra vida.
Pero ahora la observaba desde una posición privilegiada, desde la cual pocos hombres la habían contemplado desde este curioso ángulo, y no serán muchos más los que la contemplen en el futuro. Ella, más pudorosa, se tapaba de cintura para abajo con la sabana, dejando que esta marcase toda su figura.
Fue una noche calurosa, y muy húmeda, de finales de mayo, de aquel mayo de hace dos años. Principio, de aquel verano que marca tu vida.
Me incliné sobre ella, y asomé mi cabeza por encima de su nuca. Buscaba su mirada, y la encontré. La tenía fija, pensativa. Pero no hacia mí, sino al infinito, que no estaba a más de dos metros de nuestra cama.
Necesitaba observarla...
Una lágrima bajo por su mejilla, casi sin fuerza, como si la gravedad no quisiera actuar. Como si las fuerzas de la naturaleza se sintiesen invasoras de nuestra intimidad. Realmente, no tenían derecho a existir dentro de esos muros, eran entes usurpadores de un momento que no les correspondían. Ellos lo sabían, pero aún así, permanecían inmutables.
De todas ellas había una que me irritaba especialmente, creíamos que la controlábamos, pero, en realidad, se nos escapaba de entre las manos.
¿No os ha pasado alguna vez, que os encontrarais en un momento sumamente especial, aquel que siempre habéis soñado que llegase alguna vez, y que una vez alcanzado desearíais que nunca concluyera? Doy por hecho que sí.
Os hago otra pregunta: ¿Os arriesgaríais a permanecer toda vuestra vida en un momento concreto? ¿Sea bueno, o malo? ¿Sea el más deseado, o el más insoportable? ¿El más aburrido, o el más interesante? O aún peor, que se eternice el momento más mediocre posible, aquel que no te aporte nada, ese momento inexistente de experiencias, aquel en el que pasa la vida sin pasar.
Si Dios no juega a los dados será por algo....¿Pero acoso, yo soy Dios, o me acerco vagamente a él?
Tal vez será por eso, por lo que tras incorporarme, me marché.

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