sábado, 26 de junio de 2010

UNA NOCHE CONTIGO.



Se que lo hiciste sin darte cuenta, que no eras consciente de ello,
pero a pesar de ello, te tengo que decir que ayer lo volvistes a hacer.
Empezaste sorprendiéndome por la izquierda con una sonrisa más amplia que la que estás habituada a lucir.
A continuación, y como de costumbre,
tuviste que levantarte y echarte a andar.
Con ese movimiento tan tuyo,
que consigue que se te levante y baje la melena.
Y a mí, el ánimo.
Después, me ausenté unos minutos,y claro, tú no podías haberte quedado impávida, mirándote las uñas,
observar si había algún tipo interesante a tu alrededor,
o simplemente haberte quedado embobada mirando al horizonte con algún pensamiento insulso, o al menos, egoísta.
¡No! ¡Cómo no! Tú tenías que abrir el bolso, y ponerte a leer...
Por cierto...de lo atractiva que te encuentro cada día que pasa,
de eso, de eso mejor ni hablamos.
También, me llevé toda la noche esperando que me pidieras perdón
porque semanas atrás te mordiste los carrillos mientras tu indecisión viajaba de tu cabeza a tu boca y vuelta atrás de nuevo, y en tu línea, no lo hicistes.
En vez de eso, decidiste demostrarme toda la humanidad que hay en ti.

Por todo esto, fue por lo que no te abracé cuando nos despedimos.
Porque después de abrazarnos nos tendríamos que haber separado.
Y como tu comprenderás. No estaba yo de humor para ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario